jueves, 23 de abril de 2009

LA DEMOCRACIA EN ATENAS: EVOLUCIÓN HISTÓRICA parte II

Las Guerras Médicas

Las Guerras Médicas son un conflicto bélico que enfrentó a una serie de ciudades griegas con el Imperio Persa, y se extendieron entre los años 499 y 449 a. de C.; la principal causa de esta confrontación fue el rechazo de las ciudades jónicas al sometimiento persa, y en el periodo que abarcaron se produjeron cuatro enfrentamientos militares.

Es importante decir que la Guerras Médicas son consideradas como el primer choque entre Oriente y Occidente, y algunos autores han llegado a señalar que en ellas se contrapusieron ideologías tan dispares como la democracia griega y el despotismo persa.

A fines del siglo VI a. de C., las polis griegas ubicadas en Jonia, debido a la presión diplomática y militar del emperador Ciro, se convirtieron en satélites de los persas, quienes les impusieron fuertes tributos económicos. Esta situación provocó el levantamiento de las polis, y en el año 499 a. de C. la ciudad de Mileto, con el apoyo de 20 barcos con tropas proporcionados por Atenas, inició un levantamiento que, luego de una victoria inicial, fue sofocado por Persia: en el año 493 a. de C., el emperador Darío I destruyó e incendió Mileto.

Un año después, este gobernante persa dio comienzo a una ofensiva sobre los territorios de Tracia y Macedonia, con el objetivo de recuperar el control de estos dos pueblos, que habían sido conquistados en el año 512 a. de C. Darío I envío una flota y un ejército al mando de su yerno Mardonio con la misión de conquistar Grecia, y por mientras, a través de sus embajadores, solicitó a las polis griegas que se rindieran. Las polis más pequeñas se sometieron, sin embargo, Atenas y Esparta no cedieron y mataron a los emisarios del emperador.

Como respuesta, en el año 490 a. de C., Darío envió una segunda expedición que nuevamente resulta derrotada, esta vez en la legendaria batalla de Maratón a sólo 40 kilómetros de Atenas. En esta ocasión, el ejército ateniense debió combatir en solitario a los persas, porque Esparta se hallaba en medio de una festividad religiosa que impedía a sus soldados abandonar la ciudad. No obstante, los atenienses comandados por Milcíades el Joven, derrotaron a unas fuerzas tres veces superiores y evitaron la inminente invasión de Grecia.

El tercer enfrentamiento de las Guerras Médicas ocurrió 10 años después, cuando el sucesor de Darío, Jerjes quién le reemplazó en el año 486 a. de C., mandó una nueva expedición a atacar las polis griegas. En esta ocasión, Jerjes reunió uno de los ejércitos más grandes de toda la Antigüedad y en el año 481 a. de C. logró atravesar con sus naves el estrecho de Helesponto y se dirigió al sur.

En la zona del paso de las Termópilas, el enorme contingente persa se enfrentó con un pequeño destacamento espartano de 300 hoplitas y 1000 guerreros griegos, dirigido por el rey Leonidas; en esta batalla, los persas atacaron por la retaguardia y arrasaron con las fuerzas de Leonidas.

Esta victoria permitió a los persas avanzar hacia Atenas e incendiar la ciudad; sin embargo, gracias al tiempo que ganó Leonidas, los atenienses abandonaron la ciudad y se refugiaron en las islas vecinas del Egeo. Entonces, la flota persa persiguió a la griega hasta la isla de Salamina y allí se enfrentaron 400 naves helenas contra 1.200 embarcaciones persas; no obstante la desigualdad de fuerzas, los griegos comandados por Temístocles, derrotaron a los invasores asiáticos.

La última fase de las Guerras Médicas se produce un año después de la batalla naval de Salamina, en el año 479 a. de C., cuando la flota griega vuelve a derrotar a la naves peras, esta vez en batalla de Mícala, frente a las costas de Mileto.

La paz entre griegos y persas sólo se consiguió en el año 449 a. de C., con la firma de la paz de Calias, acuerdo que ratificó la independencia de las polis griegas.

La principal consecuencia de las Guerras Médicas fue el liderazgo que adquirió Atenas al interior de Grecia; esta situación, en el plano político, se reflejó con la organización, en el año 478 a. de C., de la Liga de Delos: una alianza voluntaria entre las polis del mar Egeo, las ciudades griegas de Jonia y las polis del Ática para protegerse de los persas.

No obstante, es importante resaltar que la Liga de Delos era controlada por Atenas y, progresivamente, esta polis utilizó esta alianza en su beneficio, provocando el descontento de sus miembros. Por el contrario, Esparta sólo consiguió el respaldo de unas pocas polis de Grecia continental, a las que reunió bajo su liderazgo en la Liga del Peloponeso.

Finalmente, cabe decir que luego de la Guerras Médicas comenzó el llamado siglo de oro de Atenas; puesto que en esta época, bajo la conducción de Pericles, las instituciones democráticas atenienses se perfeccionaron y consolidaron.

La Atenas de Pericles: el siglo de oro

Como resultado de las Guerras Médicas, la polis ateniense estableció una supremacía política sobre gran parte de las ciudades griegas a través de la Liga de Delos, convirtiéndose en la principal potencia del mundo heleno durante el siglo V a. de C.
En este periodo, Atenas llegó a ser la capital cultural del mundo antiguo, gracias a la gestión de Pericles, quién ocupó el poder entre los años 460 y 429 a. de C.
Durante su gobierno, Pericles reconstruyó la Acrópolis y el Partenón, que habían sido destruidos por los persas y, además, levantó los muros defensivos de la ciudad para unirla con el puerto de El Pireo.

A comienzos del llamado siglo de oro ateniense, la polis se hallaba gobernada por un consejo de 10 estrategas militares que eran elegidos por cada una de las 10 tribus, según lo establecía la Constitución de Clístenes para los tiempos de guerra; las funciones de este consejo eran preparar la defensa de la ciudad, recibir a los embajadores extranjeros y conducir el gobierno de la polis.

Al finalizar el enfrentamiento con los persas, el partido demócrata logró ubicar en el poder a Efialtes, quién inició una reforma tendiente a profundizar la democracia en Atenas. Pericles, su sucesor, continúo la obra reformista y la orientó a conseguir la igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley.

Una de las principales características de Pericles fue su gran capacidad oratoria, la que le consiguió frecuentemente el apoyo de la Asamblea; de hecho, este gobernante convirtió a esta instancia en una gran tribuna, ya que implementó el sistema de la mistoforia; esta institución, era una especie de remuneración para los ciudadanos que participaban de la Asamblea.

Una de sus medidas más trascendentes, fue la ampliación a los ciudadanos pobres (tetes) del derecho a ser elegidos en cargos públicos.

En el aspecto económico, la principal actividad era el comercio marítimo, pues resultó enormemente favorecido con la preponderancia ateniense en la Liga de Delos. Esta última situación, se manifestó con más fuerza, en el financiamiento de las obras públicas en Atenas, ya que el tesoro de la polis quedó muy resentido tras las Guerras Médicas.

Durante el gobierno de Pericles, la sociedad ateniense no gozó de grandes lujos, debido a la inexistencia de grandes fortunas y a la preocupación del gobernante por disminuir la desigualdad entre los ciudadanos.

Los niños atenienses, hasta los siete años, eran educados en el hogar y, posteriormente, ingresaban a la escuela; en ella, se les enseñaba lectura, escritura, matemáticas, y artes musicales. Además, obligatoriamente, debían asistir a clases de educación física, en las cuales los varones eran preparados para el servicio militar. A los18 años ingresaban al ejército y eran instruidos en el manejo de armas.

A pesar de las intenciones de Pericles, en la sociedad ateniense no resultaba igualitaria en todos los sentidos, puesto que la de Atenas era una sociedad patriarcal. Ello implicaba que los hombres poseían todos los derechos políticos y las mujeres estaban reducidas a las labores domésticas.

Sin embargo, existían mujeres libres e independientes, llamadas hetairas, las que aparte de ser esposas, también eran destacadas por su formación cultural y por su participación en los debates políticos; es preciso señalar, por ejemplo, que la esposa de Pericles, Espacia de Mileto, era una hetaira.

Uno de los aspectos más sobresalientes del gobierno de Pericles, fue el gran crecimiento que experimentaron las artes y la cultura en diversos campos y disciplinas. Una de las disciplinas más desarrolladas fue la arquitectura, ya que se construyeron numerosas obras públicas y monumentos religiosos; entre ellos, podemos nombrar el templo de Zeus de Olimpia, el templo de Apolo de Delfos, y la reconstrucción de la Acrópolis. En la escultura, destacó Fidias, quién realizó inmensas estatuas de Atenea y Zeus, las que se ubicaban en el Partenón y en el templo de Olimpia, respectivamente. Este periodo, además, es fecundo en la creación teatral y se caracterizó por la aparición de los autores griegos más conocidos universalmente: Esquilo, Sófocles y Eurípides, en el ámbito de la tragedia; y en la sátira sobresalió el gran detractor de Sócrates, Aristófanes. La disciplina de las ciencias históricas se desarrolló con el trabajo de autores como Heródoto de Halicarnaso, quién es considerado el padre de la historia gracias a su obra “Los nueve libros de la Historia”; además, se estima que en este periodo, Tucídides creó la primera historia política en su exposición sobre la Guerra del Peloponeso. La filosofía, durante el gobierno de Pericles, creció enormemente gracias a la obra de Sócrates, a quién se considera el creador de la filosofía occidental.

LA DEMOCRACIA EN ATENAS: EVOLUCIÓN HISTÓRICA parte I

En la región del Golfo de Ática, al noroeste de la Península del Peloponeso, surgió una ciudad que es considerada un reducto de la civilización micénica: Atenas. Fundada por los aqueos que lograron huir de la invasión doria, en Atenas se desarrolló una singular cultura que lograría destacar por sobre las demás polis griegas; de ella, su mayor expresión fue el sistema de gobierno conocido como democracia.

Los griegos, para referirse a todo lo concerniente a las estructuras de las ciudades y sus formas de gobierno, utilizaban la palabra política; este término proviene del concepto polis, que significa ciudad.

Las polis griegas sufrieron diversos procesos de transformaciones políticas y sociales, que en el siglo VI a. de C, posibilitaron que en Atenas surgiera la democracia. Es preciso decir, que en la evolución histórica de esta polis, se pueden reconocer claramente los ensayos políticos que dieron origen a la forma de gobierno más expandida y valorada en la sociedad occidental contemporánea.

En los comienzos de Atenas, el poder lo controlaban los grandes propietarios de tierras cultivables, quienes eran encabezados por la autoridad de un rey; los nobles se denominaban eupátridas, término que quiere decir “hijo de un padre ilustre”. Los eupátridas, progresivamente fueron socavando la autoridad del rey, debido a la acumulación de tierras, lo que trajo como resultado la transformación de la monarquía en una república de carácter aristocrático.

Sobre este último evento, es preciso señalar, que se enmarca en una de las principales características del desarrolló político y social de los atenienses: la constante y dinámica evolución de las instituciones de gobierno, a diferencia de lo que ocurría en Esparta, donde la rígida organización social propiciaba un elevado y estricto conservadurismo político.

El gobierno de los aristócratas o nobles, conocido como oligarquía, se caracterizó por una institución llamada Arcontado, una especie de consejo compuesto por nueve integrantes. De estos, tres miembros ejercían los cargos más relevantes: en primer lugar, estaba el arconte rey, sobre quién recaían funciones sacerdotales; el arconte polemarco, el que estaba encargado de comandar las fuerza armadas; y el arconte epónimo, quién se ocupaba del poder ejecutivo. Los seis restantes miembros del Arcontado eran llamados tesmótetas, y debían integrar la Corte Suprema de justicia.

No obstante, el Arcontado estaba supeditado a las decisiones del Areópago, una instancia que componían los líderes de los eupátridas y que durante los gobiernos aristocráticos, constituían la autoridad principal.

El dominio de los aristócratas fue interrumpido por la irrupción del descontento de gran parte de la población ateniense debido a los abusos, sobre todo en el campo, de los nobles: una revuelta campesina dirigida por Ciclón, que reclamaba una reforma agraria, la abolición de deudas y el ejercicio de derechos políticos, fue el primer aviso que recibieron los eupátridas. La consecuencia fue que estos últimos encargaron a Dracón que modificara las instituciones políticas, iniciado el periodo de las tiranías.

El principal rasgo de las reformas draconianas es la codificación de las normas jurídicas constitucionales y del derecho penal. Dracón, en primer término, suprimió al Arcontado las funciones judiciales y las trasfirió al Areópago; sin embargo, en la práctica, esta medida sólo significó una leve disminución en el poder de los eupátridas y no atenúo los reclamos de los campesinos. De hecho, gran parte de las medidas de Dracón aumentaron el yugo noble sobre los labriegos, ya que estableció severas leyes para controlar los actos de ellos; por ejemplo, el robo de un repollo, delito común entre los campesinos, era castigado por con la pena de muerte.

Ante el escaso efecto que provocaron las reformas draconianas, en el año 594 a. de C., los atenienses debieron convocar a Solón, quién otorgó extendió los derechos ciudadanos a todos los atenienses, estableciendo un orden social, de cuatro estratos, basado en la capacidad económica de cada persona. Esta forma de organización política se conoce como timocracia, y supone que los más adinerados controlen el poder, en desmedro de la gran masa de campesinos pobres.

Sin embargo, entre la aristocracia y la timocracia existen diferencias ya que Solón suprimió el poder de los nobles aboliendo el derecho de sangre; de esta forma, todos los ciudadanos propietarios pueden postular a cargos públicos, aunque a los asalariados les estaba impedido formar parte del ejército y de la magistratura.

Las reformas de Solón posibilitaron el nacimiento de una especie de democracia, aunque con varias limitaciones. Con la intención de asegurar su permanencia y para evitar una posible restauración aristocrática, Solón fundó la institución de la Bulé, el que era un consejo compuesto por 400 miembros elegidos mediante sufragio popular.

En el campo económico, Solón impulsó el desarrollo de la manufactura y el comercio marítimo; además, unifica los sistemas de peso y medida, junto con promover el establecimiento de un sistema monetario.

Por otro lado, en el aspecto social, las reformas de Solón apuntan a aliviar las cargas que las hipotecas representaban para los campesinos atenienses endeudados, e intentó aumentar el número de propietarios de tierras mediante la liberación de las sucesiones hereditarias, las que habían colaborado en la acumulación latifundista de los aristócratas.

El resultado de las medidas que promulgó Solón fue la relativa disminución de la agitación social en Atenas; aunque, sin embargo, los eupátridas no se mostraron muy conformes con ellas y, mediante la fuerza, impusieron a Pisístrato como tirano.
Pisístrato, una vez en el gobierno, se dedicó a afirmar su régimen, otorgándole un sello marcadamente personalista. Las obras públicas fueron uno de los principales campos donde actúo Pisístrato, junto con la concesión de créditos a los campesinos para financiar una reforma agrícola, orientada hacia el crecimiento de las actividades vitivinícolas y la producción de aceite de oliva.

De la misma forma, Pisístrato, fomentó el desarrollo del comercio marítimo y favoreció el levantamiento de colonias en el Helesponto; además, generó la formación de un sistema de alianzas entre Atenas y otras polis del mar Egeo y de las costas de Jonia: la consecuencia de la política exterior de Pisístrato, fue la instalación de una talasocracia dominada por Atenas.

El gobierno de Pisístrato fue continuado, efímeramente, por sus hijos Hiparco y Hipias, los que debido al fuerte autoritarismo con que desempeñaron sus cargos, fueron expulsados del poder. En el año 510 a. de C., Hipias fue removido por un levantamiento popular, aunque los eupátridas intentan conservar el control de gobierno al promover la tiranía de Cleómenes; pero, sin embargo, los partidarios de la democratización de la sociedad ateniense, en el año 502 a. de C., lograron imponer a Clístenes, el líder del partido popular.

La tiranía de Clístenes se abocó principalmente a suprimir el fundamento de casta (propuesto por Dracón-aristocracia) y el fundamento económico (propuesto por Solón-timocracia), y reemplazarlos por un sistema de organización social basado en la territorialidad. En la práctica, la ciudad de Atenas fue dividida en 10 circunscripciones en la cuales los habitantes de cada una ellas, constituían un demo o tribu; los demos son similares a nuestras comunas, y contaban con una autoridad que estaba encargada de velar por los problemas locales.

La Constitución que impulsó Clístenes, llamada policlasista, señalaba que en cada uno de las 10 circunscripciones territoriales o tribus, el poder debía ser ejercido por cualquier ciudadano ateniense, sin importar su condición social. Estas medidas también modificaron la conformación de la Bulé, y sus integrantes fueron aumentados a 500; por otro lado, las fuerzas armadas quedaron bajo la jefatura de 10 estrategas militares.

Cabe señalar que una de las disposiciones más conocidas de las reformas de Clístenes fue la que estableció el ostracismo; el ostracismo implicaba que todos los años, mediante votación popular, se desterrará a los ciudadanos que eran considerados un peligro para la supervivencia del Estado ateniense.

Las reformas de Clístenes lograron democratizar a la sociedad de Atenas, al conseguir una relativa igualdad mediante la abolición de los privilegios hereditarios de los eupátridas; sin embargo, las medidas de Clístenes, sólo abarcaron a los ciudadanos atenienses, sin incluir en ellas, a la población esclava.

miércoles, 22 de abril de 2009

PUEBLOS ORIGINARIOS DE CHILE


Los españoles que llegaron al actual territorio de Chile se encontraron a su arribo con una serie de pueblos, los cuales se diferenciaban por poseer marcadas y propias características culturales. Las etnias prehispánicas existentes a la llegada de los conquistadores sufrieron severas transformaciones, debido al factor europeo, lo que llevó a algunas de ellas a la desaparición; sin embargo, sus influencias se pueden encontrar a lo largo y ancho de nuestro país.

Changos

A pesar de que se conoce poco sobre el origen de los changos, se sabe que geográficamente se ubicaban en la costa norte de Chile, desde el río Loa hasta Coquimbo, aunque se han encontrados vestigios de su presencia en las inmediaciones de la costa de Pichidangui, por los que se les considera una cultura marina. Los changos se organizaban en bandas nómadas que se trasladaban en balsas construidas con cuero de lobo marino. Sus principales actividades económicas eran la caza (lobos marinos, focas, ballenas), la pesca y la recolección de mariscos; para ello fabricaron arpones, anzuelos, flechas y cuchillos, además, de redes a base de fibras vegetales. Los changos, esporádicamente, se refugiaban en las zonas costeras en donde lograron establecer contactos con los pueblos agricultores del Norte Chico (diaguitas); fruto de estas conexiones fue la leve incorporación a su dieta del maíz.

Atacameños

Los atacameños eran un pueblo agroalfarero que se desarrolló en las cercanías del río Loa y en los oasis del desierto de Atacama. En el plano administrativo y político, los atacameños se organizaron en señoríos conformados por pequeñas tribus que eran independientes entre sí, por lo que nunca lograron constituir un estado centralizado. Debido a las adversas condiciones climáticas para desarrollar la agricultura, los atacameños construyeron complejos sistemas de regadío que les permitían aprovechar a cabalidad los escasos recursos hídricos; a raíz de ello pudieron cultivar maíz, papas, porotos, ajíes y calabazas. Los atacameños, además, practicaron la ganadería de auquénidos como alpacas y llamas; estos últimos animales eran utilizados para formar caravanas y transportar mercancías que intercambiaban con los pueblos del altiplano boliviano y del noroeste argentino. Debido a los frecuentes conflictos que se originaban entre las etnias por el control de los recursos hídricos, los atacameños debieron levantar fortalezas o pucaras para resistir los ataques de pueblos rivales. En el plano religioso desarrollaron cultos a divinidades relativas a la fertilidad y practicaron complejos rituales funerarios. Los atacameños hablaban la lengua cunza, que en la actualidad se encuentra desaparecida.

Diaguitas

Los diaguitas eran un pueblo agroalfarero que se desarrolló en la zona que corresponde al Norte Chico del país, específicamente en los valles transversales ubicados entre el río Copiapó y el río Limarí, los que se forman por los cordones montañosos que atraviesan el territorio de la cordillera a la costa. Políticamente, los diaguitas organizaban en señoríos compuestos de varias aldeas autónomas; además, los diaguitas constituyeron las llamadas sociedades duales, en las que cada valle tenía dos señoríos de los cuales el más poderoso era el que se ubicaba valle arriba, puesto que controlaba el flujo de los escasos causes de agua. Su principal actividad económica era la agricultura, aunque también desarrollaron la ganadería del guanaco y las llamas, y en ocasiones, cuando se aproximaban al borde costero, practicaron la pesca; los principales cultivos de los diaguitas eran el maíz, las papas, los porotos, los ajíes y los zapallos. Es preciso señalar, que al igual que los atacameños, contaban con escasos recursos hídricos, por lo que construyeron sistemas de regadío artificial en el interior de los valles. Los diaguitas son considerados grandes artistas, puesto que conocieron y desarrollaron la metalurgia del cobre, aunque se destacaron mayormente en el campo de la cerámica y la textilería, gracias a sus vasijas con forma de pato y a sus elaborados diseños de prendas de vestir. Hablaban la lengua kan kan.

Picunches

Los picunches se ubicaban entre los ríos Aconcagua e Itata; eran tribus de agricultores que se repartían en asentamientos dispersos por el territorio que ocupaban. Su principal actividad económica era la agricultura y cultivaban papas, maíz, porotos y quínoa. Los picunches vivían en rucas, las que eran viviendas construidas con palos y ramas y que no poseían ventanas. En el plano artístico destacaron por desarrollar una alfarería que se supone estaba influenciada por los incas; de hecho, el territorio que habitaban los picunches era la frontera meridional del Imperio Inca. Los picunches, en el ámbito religioso, practicaban el culto a los antepasados o animista; creían en la existencia de una vida después de la muerte. Hablaban la lengua mapudungún.

Chiquillanes

Los chiquillanes eran bandas de cazadores recolectores nómadas, las que deambulaban en las cercanías de la Cordillera de los Andes y que pertenecen al periodo cultural anterior a la adopción de la agricultura (por eso se les llama pre agroalfareros). La dieta de los chiquillanes se basaba fundamentalmente en la caza del guanaco y la complementaban con el consumo de frutos silvestres que recolectaban.

Pehuenches

Los pehuenches eran bandas nómadas de cazadores recolectores que recorrían ambos lados de los faldeos cordilleranos ubicados entre Chillán y Los Ángeles. La lengua de los pehuenches era el mapudungún y se estima que fueron altamente influenciados por los mapuches; de hecho, el principal elemento de su dieta era el piñón, el cual recolectaban de las araucarias. No se conoce desarrollo artístico propio de los pehuenches.

Puelches

Los puelches son otra banda pre agroalfarera que recorría las inmediaciones de la Cordillera de los Andes, desde el sur de Los Ángeles hasta la altura de Osorno. A diferencia de los pehuenches, la base de la alimentación de los puelches era la caza; sus principales presas eran guanacos, zorros y venados. Del mismo modo, los puelches cubrían sus cuerpos con cueros y pieles de los animales que cazaban. Recibieron la influencia mapuche y hablaban el mapudungún, aunque no llegaron a adoptar la agricultura ni el sedentarismo.

Mapuches

Los mapuches eran una etnia compuesta por una serie de tribus seminómadas que se hallaban dispersas desde el río Itata hasta las cercanías del río Toltén. En este territorio las tribus mapuches se hallaban organizadas en pequeñas comunidades, las que estaban formadas por extensas familias consanguíneas de aproximadamente 50 miembros; a estas comunidades o clanes se les denominaba lov, y eran conducidos por un lonco. Los clanes o lov, en tiempos de guerra o hambruna, se reunían en una agrupación más grande conocida como levo, la que llegaba a contar con alrededor de 3.000 personas; el levo era dirigido por un cacique que era elegido entre los loncos de cada lov. La base de la dieta mapuche era el piñón, fruto que obtenían mediante la recolección; su alimentación la completaban con el consumo de animales que cazaban como zorros o pumas. Los mapuches hablaban la lengua mapudungún, hecho por el cual a todas las demás etnias que compartían este elemento se les suele considerar mapuches; por ello, para diferenciarlos, a los mapuches en algunas ocasiones se les designa como araucanos, término que fue utilizado por los españoles para denominar al pueblo más numeroso y belicoso que encontraron en Chile.

Huilliches

Los huilliches son otra etnia seminómada que hablaba mapudungún y que tenía a la caza como principal actividad económica; el territorio que ocupaba este pueblo se halla en la zona comprendida entre el río Toltén y el río Bueno. En el plano sociopolítico, los huilliches se organizaban en cavies o grupos de alrededor de 400 miembros que eran liderados por un lonco. Del mismo modo que los mapuches, poseían la institución del levo y del cacique; cada levo era compuesto por 7 u 8 cavies. Como señalamos, para los huilliches la caza era su medio de subsistencia y por ello, además, usaban prendas fabricadas con cueros y pieles.

Chonos

Los chonos eran bandas seminómadas que vivían entre el Golfo de Penas y la Península de Taitao y uno de sus principales lugares de asentamiento estacional eran las bordes interiores de la Isla de Chiloé; esta zona era recorrida por los chonos en ligeras embarcaciones conocidas como dalcas, las que construían con tres gruesos tablones. Ocasionalmente, cuando las condiciones meteorológicas eran muy adversas, los chonos se establecían en las costas donde construían precarias viviendas con ramas y cueros. Su principal actividad de subsistencia era la pesca y, esporádicamente, explotaban el cultivo de la papa. Los chonos también pertenecían al área lingüística del mapudungún.

Cuncos

Los cuncos son un pueblo de formación tardía que resultó de la fusión entre huilliches y chonos, luego de que los primeros se establecieran en la isla de Chiloé y sometieran a los segundos. Este pueblo estaba organizado en tribus, muy similares a los cavies huilliches. La dieta de los cuncos se nutría del cultivo de la papa y el maíz, por lo que tuvieron la necesidad de levantar aldeas en las costas de la isla. Al igual que sus antepasados, chonos y huilliches, hablaban mapudungún.

Aonikenk (Tehuelches)

Los aonikenk o tehuelches eran bandas pedestres seminómadas que vivían en el territorio que va desde la Patagonia hasta la Tierra del Fuego, y regularmente son incluidos dentro del grupo de pueblos influenciado por los mapuches, debido a que estos últimos solían llamarlos tehuelches; no obstante, se denominaban a si mismos como aonikenk, lo que implica que poseían una lengua propia. Su principal actividad económica era la caza, gracias a la cual se alimentaban con carne de guanacos y ñandúes, a los que cazaban utilizando boleadoras, arcos y flechas. Los aonikenk construían ligeras viviendas con palos y pieles.

Selknam (Onas)

Los selknam u onas eran bandas pedestres que habitaban en gran parte de la Tierra del Fuego, y que basaban su economía en la caza de abundantes guanacos, zorros y aves; sus principales arma fueron el arco y la flecha. La alta disponibilidad de alimentos permitió la subsistencia de una gran cantidad de población. Al igual que los aonikenk, los denominados onas se llamaban a si mismo como selknam y tenían una lengua propia; ello posibilitó que la etnia selknam desarrollara una amplia variedad de mitos y leyendas basadas en sus creencias religiosas. Los selknam vivían en tiendas semicirculares que forraban con pieles y cueros

Alacalufes (Kaweshkar)

Los alacalufes eran bandas canoeras nómadas que habitaban los archipiélagos, fiordos y canales que hay entre el Golfo de Penas y el Estrecho de Magallanes. Los alacalufes fabricaban canoas con cortezas de árboles y palos, en las que desarrollaban gran parte de su vida cotidiana; ello determinaba que la unidad base de la sociedad kaweshkar fuera la familia, puesto que se trasladaban constantemente. La dieta de los kaweshkar se componía principalmente de mariscos, lobos marinos, nutrias y aves; esporádicamente se establecían en tierra firme, especialmente cuando hallaban cetáceos varados y cubrían sus cuerpos con pieles de animales.

Yaganes

Los yaganes eran un pueblo de bandas nómadas canoeras que habitaban más allá de Tierra del Fuego, en la orilla sur del Canal Beagle y en las islas adyacentes. Su principal actividad económica era la pesca y la caza de animales marinos; de la misma forma que los kaweshkar, los yaganes prácticamente vivían en sus canoas pero a diferencia de ellos, no se vestían con pieles y cueros, por el contrario, los yaganes solían andar desnudos. Otro rasgo particular de este pueblo es el hecho de que sus mujeres eran excelentes buceadoras, además de hábiles artesanas en la construcción de cestos.

CIVILIZACIONES PREHISPÁNICAS DE AMÉRICA (2° Medio)

A lo largo de América sólo tres sociedades alcanzaron un nivel de desarrollo cultural suficiente para ser consideradas como civilizaciones. En particular hacemos mención a los pueblos aztecas, incas y mayas; de estos, los dos primeros, alcanzaron el nivel posclásico puesto que conformaron enormes imperios territoriales controlados por una autoridad central. Los mayas, por el contrario, se organizaron en ciudades-estado autónomas unas de otras.


Los Aztecas

La civilización azteca se ubicó en el actual territorio de México y desde ese lugar dominaron a varios pueblos con los que compartían territorio. La religión azteca, según plantean los antropólogos, es la principal causa del expansionismo ya que la mitología narra que su divinidad más importante, el dios Huitzilopochtli, les encomendó como misión civilizar a sus pueblos vecinos.

La capital de los aztecas era Tenochtitlán, la que se hallaba en medio del lago Texcoco, donde lograron desarrollar un complejo sistema de cultivo en chinampas: balsas sobre las que se depositaban tierras fértiles y se plantaban semillas, especialmente de maíz; alrededor y sobre ellas se levantaron calzadas y puentes, y también se construyeron acueductos, además de edificaciones de carácter religioso y político. Los aztecas alcanzaron un alto nivel de desarrollo científico, destacándose entre sus creaciones el calendario solar de 365 días. Aparte de su aspecto expansionista, la religión azteca era politeísta y entre sus rituales se practicaban sacrificios humanos en honor de las divinidades solares.


Los Mayas

La civilización maya se desarrolló en loa actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, además de Guatemala, Belice y Honduras. La base de la economía maya era la agricultura, lo que permitió un alto grado de desarrollo de la cerámica y los textiles, además de generar una avanzada ciencia astronómica y matemática.

Las ciudades mayas se estructuraban en torno a un centro ceremonial en el que vivían los sacerdotes, las principales autoridades de la sociedad maya; en las inmediaciones de los centros ceremoniales se ubicaban las aldeas de los campesinos, desde donde concurrían a adorar a sus divinidades. La religión maya también practicaba sacrificios humanos a sus cultos originados en los fenómenos naturales. Otro aspecto destacado de los maya es su sistema de escritura, al igual que su compleja arquitectura.

A diferencia de los aztecas e incas, los mayas fueron una unidad política y territorial, y de hecho, desaparecieron antes de la llegada de los españoles probablemente a causa de una severa crisis agrícola que dificultó enormemente la subsistencia de la población.


Los Incas

La civilización inca se desarrolló en los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina. La principal actividad económica de los incas era la agricultura y su producto más cultivado, el maíz. Al igual que los mayas tuvieron una desarrollada cerámica y textilería.

La base de la sociedad inca era el ayllu o colectividad, la que era una organización que trabajaba la tierra común en forma de tributo y que era comandada por un curaca o jefe. La capital de los incas estaba ubicada en el Cuzco y desde allí controlaron a una gran cantidad de pueblos que sometieron bajo su dominio, y que se comunicaban entre sí por una red de caminos.